La influenza aviar altamente patógena (IAAP) llegó por primera vez a zonas remotas de la Antártida, lo que ha causado gran preocupación por las poblaciones aisladas de pingüinos y focas que nunca han estado expuestas al mortal virus H5N1.
Tras el análisis de muestras tomadas por el personal del British Antarctic Survey (BAS) a aves marinas Skua Marrón, se confirmaron los primeros casos de gripe aviar (HPAI H5N1), virus que ha provocado una gran mortandad de la especie en las islas de Georgia del Sur, archipiélago que se encuentra bajo administración de Reino Unido.
Los científicos manejan la hipótesis de que la enfermedad habría sido introducida por las aves que regresaban de su migración a América del Sur, donde han muerto por esta patología cerca de 500.000 aves marinas y 20.000 leones marinos sólo en Chile y Perú.
La presidenta de la Red Antártica de Salud de la Vida Silvestre y autora principal del informe, Dra. Meagan Dewar, indicó al diario The Guardian que las alarmas están encendidas ante la posibilidad de una “falla catastrófica de la reproducción” en la frágil fauna de la región, con un “impacto devastador en muchas especies de vida silvestre”
En respuesta al brote de H5N1, el Gobierno de las Islas Sandwich del Sur y Georgia del Sur se mantiene en alerta para detectar más casos, ante el temor de que la enfermedad se propague a la variedad de fauna de la región que no posee inmunidad ante este virus. Además, mantiene en vigor medidas de bioseguridad en sus programas de ciencia y visitantes, según confirmó la British Antarctic Survey.